Familiares y amigos fotografiados en la boda de Milagrosa Hernández Gutiérrez, celebrada, como era costumbre en la época, en la vivienda de los padres, ubicada en la ribera del Charco de San Ginés.
Henedina Hernández Gutiérrez junto a algunos invitados en la boda de su hermana Milagrosa, de la que fue madrina.
Rosa Hernández Gutiérrez retratada en la Playa de la Arena, ubicada cerca del Castillo de San José, durante un paseo dominical.
Henedina Hernández Gutiérrez caminando por la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José, durante un paseo dominical.
Antonio, Saro y Rosa paseando por la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que los jóvenes de Arrecife fuesen de excursión a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Las hermanas Henedina y Rosa Hernández Gutiérrez junto a su primo Antonio Hernández Toledo en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que los jóvenes de Arrecife fuesen de excursión a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Nieves Hernández Curquejo, Henedina Hernández Gutiérrez y Carmelina Betancort Gutiérrez posando en el Teide, un pequeño quiosco rectangular que estaba a pocos metros del viejo Quiosco de la música de Arrecife. En sus últimos años, este espacio solo lo abrían por las fiestas de San Ginés, convertiendo en ventorrillo la zona exterior.
Nieves Robayna Robayna posando con su cuñada Rosario Hernández Gutiérrez.
Las amigas Sola Martín Fuentes, Bárbara Martín Hernández y Henedina Hernández Gutiérrez retratadas en la plaza de Las Palmas, junto a la iglesia de San Ginés. El paseo a la salida de misa de los domingos era uno de los eventos sociales más importantes, pues permitía a los jóvenes establecer contacto con el sexo contrario.
Henedina, Rosa y su primo Antonio merendando en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que los jóvenes de Arrecife fuesen de excursión a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Saro y su prima Rosa retratadas en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen de excursión con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Henedina, Rosa y Saro posando cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen de excursión con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos. Puede verse cómo la joven Henedina lleva la talega con la merienda.
Saro y Henedina retratadas en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Henedina, Saro y Rosa posando en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Henedina, Saro y Rosa retratadas en la Playa de la Arena, cerca del Castillo de San José. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Henedina, Bienvenida, Celestino y Milagrosa posando en las salinas de los Toledo, en Puerto Naos.
Henedina, Nieves, Milagrosa y Eloíra retratadas en Puerto Naos. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Henedina, Nieves, Milagrosa y Eloíra retratadas en Puerto Naos. Era muy habitual que las jóvenes de Arrecife fuesen con sus amigas a estos enclaves costeros para pasar las tardes de los domingos.
Las jóvenes Henedina, Milagrosa, Nieves y Eloíra posando en Puerto Naos durante un paseo dominical.
Remedios Pérez, esposa del armador Fefo Rodríguez, retratada en el Parque Viejo (Ramírez Cerdá) con sus seis hijos.
Israel Vargas (gallero palmero afincado durante un tiempo en Lanzarote) y el abogado Emilio Sáenz retratados junto al mar, posiblemente en Arrieta. Ambos amigos eran grandes aficionados a los gallos.
El joven Pedro Carlos Armas Rodríguez retratado en el campo de fútbol que existía detrás del antiguo cementerio de Arrecife, popularmente conocido por este motivo como "el campo del hueso".
Claudio Toledo intentando tumbar a Cándido Matoso (con careta de cabezudo) en un almuerzo entre amigos aficionados a los gallos.
Conchita Rodríguez Cabrera y Agustín Perdomo entre los invitados al banquete de boda de unos amigos.
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