Ejemplar de tunera plantada en el volcán. Este frutal fue muy importante en el pasado, pues su fruta se comía tanto fresca como pasada (higos porretos), siendo un aporte energético imprescindible para todo el año. En sus hojas también se criaba la cochinilla, un tinte natural que fue muy importante para la economía de Lanzarote a finales del siglo XIX. La fotografía fue tomada en formato diapositiva por un turista anónimo que visitó la isla en la década de 1960.
Parra protegidas por socos de piedra y arenados próximos al volcán de Tao o del Clérigo Duarte, primer foco de las últimas erupciones acaecidas en Lanzarote, en 1824. La fotografía fue tomada en formato diapositiva por un turista anónimo que visitó la isla en la década de 1960.
Callao semienterrado en una playa de arena negra, posiblemente en El Golfo. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Detalle de piedras, posiblemente de la zona costera del Golfo o Los Hervideros. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Imagen de una playa de callaos con arco de piedra, posiblemente en algún lugar de la costa suroeste de Lanzarote. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Imagen de una ola rompiendo en algún lugar de la costa sur de Lanzarote. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Vista del paisaje volcánico de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Vieja carretera de tierra que conducía al caserío pesquero del Golfo y al Charco de los Clicos. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Vistas de los volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Vistas de los volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Turistas observando el paisaje de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Madre e hija observando las coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y hornitos de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Coladas y volcanes de Timanfaya, producto de las erupciones acaecidas entre 1730 y 1736, que transformaron por completo la fisonomía de la isla, sepultando pueblos y destruyendo las mejores vegas agrícolas. En 1974, este territorio fue declarado Parque Nacional. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Detalle de la singularidades geológicas producidas por la erosión de la montaña del Golfo, en cuyo cráter derrumbado se encuentra el Charco de los Clicos. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Colada volcánica circundando la montaña del Golfo, fuertemente erosionada por el viento. En su interior se encuentra el Charco de los Clicos. La fotografía fue tomada por un turista en formato diapositiva en la década de 1960.
Señalética de los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, los primeros Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote en crearse. Ambos espacios se encuentran dentro del Monumento Natural de La Corona. Los carteles fueron realizados por César Manrique con viejas de madera de barcos. La fotografía fue tomada en formato diapositiva por un turista anónimo en la década de 1960.
Vista del Islote de Hilario, en el corazón de las Montañas del Fuego, antes de construirse el restaurante El Diablo y antes de declararse el Parque Nacional de Timanfaya (1974). Pueden verse los abrigos de piedra que existían a modo de merenderos en la zona, adonde acudía la población local y los primeros turistas para pasar el día. La fotografía fue tomada en formato diapositiva por un turista anónimo que visitó la isla en la década de 1960.
Dos burros cargados con seretas y un camello descansado junto a un aljibe en Playa Blanca. Tras ellos, Bajo Montaña, denominación con la que antes era conocida Montaña Roja. La fotografía fue tomada en formato diapositiva por un turista anónimo que visitó la isla en la década de 1960.
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