Tres campesinos, dos mujeres y un hombre, trabajan preparando un terreno para el cultivo. Ayudados por un burro, extiendienden rofe sobre la tierra fértil para protegerla del sol y captar la humedad de la noche.
Foto de las Salinas de El Río, también llamadas de Gusa, en la costa de Lanzarote, frente la isla de La Graciosa, Estas salinas están consideradas como las más antiguas de las Islas Canarias. En el extenso saladar donde se encuentran, anegado periódicamente por las mareas vivas, se recogía sal desde antes del siglo XV. En opinión de Antonio M. Macías, estas salinas fueron acondicionadas por vez primera en tiempos de Sancho de Herrera (1422-1534), primer señor de Lanzarote.
Son salinas antiguas de barro y ocupan una gran superficie. Su estratégica localización permite captar el agua mediante tres tomaderos que alimentan a su vez a cuatro grandes cocederos. Fueron construidas aprovechando el barro de la lagunilla aluvial existente. Su trazado posee un especial interés paisajístico y se adapta perfectamente a la orografía del terreno. Los cocederos y la cabecera de la trama de pocetas adoptan una curiosa forma orgánica, para regularizar finalmente su trazado en retícula. Esta fusión de formas le confiere uno de sus encantos más particulares. El plano de las pocetas se encaja en el terreno bajo la pleamar, donde se puede observar que parte de ellas están dotadas de muros cortavientos.
Disponen de un gran salón de la sal con cubiertas de dejar a dos aguas, construido por la antigua compañía de Pesquerías Canario-Africanas. Tras su almacenaje, la sal era transportada por mar hasta el vecino pueblo de La Caleta de Sebo.
Vista de la bahía de Arrecife desde el llamado Muelle Grande o Muelle Comercial, con la proa de un barco de pesca en primer plano. Al fondo se puede ver el frente litoral de la ciudad, con el Antiguo Parador de Turismo, el edificio de la Delegación del Gobierno, el Club Náutico de Arrecife, La Sociedad Democracia o el Arrecife Gran Hotel.
Imagen de la oficina de administracion de Almacenes Ferrer, comercio que abrió sus puertas el 12 de diciembre de 1958 en la calle León y Castillo 32, y que hoy en día sigue siendo un punto de referencia de venta de moda y de sastrería en la calle Real. En la imagen aparece Emilio Ferrer, propietario de los almacenes, junto a dos empleadas de la tienda, Juana Medina y Petra Cabrera.
Imagen de la oficina de administracion de Almacenes Ferrer, comercio que abrió sus puertas el 12 de diciembre de 1958 en la calle León y Castillo 32, y que hoy en día sigue siendo un punto de referencia de venta de moda y de sastrería en la calle Real. En la imagen aparece Petra Cabrera (izq.) y Juana Medina (dcha), trabajando.
Usamos cookies de carácter técnico, propias y de sesión, para permitir al usuario la navegación en esta página web. Si continúa navegando, Ud. acepta su uso. Más información sobre las cookies y cómo desactivarlas en 'Política de cookies' Estoy de acuerdo