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Se instala en Arrecife el comerciante Antonio Grafiña, procedente de Livorno.
Se establece en Arrecife el comerciante genovés Juan Bautista Arata.
Se instala en Arrecife el comerciante genovés Santiago Barón.
Se establece en Lanzarote el maltés Francisco Lubary, uno de los comerciantes más importantes del Arrecife del siglo XIX. Llega atraído por el creciente interés europeo por la barrilla.
La Junta Gubernativa de Santa Cruz de Tenerife autoriza la total habilitación del puerto de Arrecife para exportar al extranjero, Cuba y Puerto Rico. Esta normativa, que tenía como fin atraer la sumisión de la burguesía periférica, fue derogada por real decreto el 12 de diciembre del mismo año.
El puerto de Arrecife es catalogado como "Puerto de tercera clase".
El puerto de Arrecife es nombrado "puerto de depósito" y es habilitado para la importación y exportación con el extranjero.
Antonio González Bermúdez, alcalde de Teguise, fija por oficio una serie de normas para el control y vigilancia de la calidad de la barrilla, y así evitar las mezclas con sebo y otras matas que desprestigiaban el producto en el exterior.
Una Real Orden convierte a Arrecife en capital del partido judicial que reunía a Lanzarote y Fuerteventura.
El alcalde de Arrecife, de Castro y Álvarez, publica un catálogo de disposiciones para el control y vigilancia de la calidad de la barrilla, y así evitar las mezclas con otros materiales que desprestigiaban el producto en el exterior.
El obispo Verdugo y Albiturría erige en parroquia el Puerto de Arrecife, bajo el patrocinio de San Ginés. Su primer párroco será Francisco Acosta Espinosa.
El obispo Tavira y Almazán inaugura el Muelle de las Cebollas de Arrecife.
Según el Censo de Floridablanca, Lanzarote cuenta con 12784 habitantes, lo que supone un despegue demográfico con respecto a décadas anteriores.
El Santo Oficio instruye un proceso titulado "contra las brujas de Lanzarote", en el que se recoge el escándalo que había en la isla por los rumores sobre niños chupados y luces que se veían de noche por campos y caminos, sospechándose de las portuguesas recién llegadas.
El gobernador de Lanzarote recibe una denuncia de brujería contra una negra, a la que acusan de haberla encontrado de noche con unas candelillas. El gobernador la atormentó y ella dio los nombres de otras personas, que acabaron siendo encerradas en la fortaleza de Teguise.
Se produce en Canarias el último proceso de la Inquisición por hechicería de una mujer calificada de morisca: la lanzaroteña Andresa de león.
María Domínguez, vecina de Las Calderetas, es procesada y desterrada de Lanzarote por la Inquisición.
El alguacil mayor de Lanzarote detiene al morisco Juan Ruiz, residente en Yuco, por realizar prácticas brujeriles.
Una vecina de Teguise llamada María Antonia de Sepúlveda, de 21 años, denuncia ante el Tribunal de la Inquisición al franciscano Miguel de Herrera por solicitación.
El comisario y el notario de la Inquisición en Lanzarote, Ambrosio de Ayala y Salvador de Armas, respectivamente, se apoderan bajo amenazas de algunas de las mercancías que transportaba hacia la isla el barco francés San Luis, por valor de más de quinientos reales. Este incidente provocó el enfado de los franceses, que acudieron al embajador de Francia en la Corte.
Llegan a Lanzarote procedentes de talleres cubanos una custodia, un copón, un cáliz y varias vinajeras realizadas en plata sobredorada destinadas a la iglesia de San Bartolomé. Estas piezas, encargadas por Cayetano Guerra, fueron concluidas en 1786 y tasadas en 500 pesos.
El pintor grancanario Juan de Miranda, que había estado residiendo en Arrecife en la década de 1790, otorga poder a Cayetano Guerra, párroco de San Bartolomé, para desprenderse de sus propiedades en Lanzarote.
El escultor grancanario Luján Pérez realiza el púlpito para la iglesia de San Bartolomé.
El escultor grancanario Luján Pérez realiza un sagrario para la iglesia de San Bartolomé por encargo de Francisco Guerra Clavijo, coronel y gobernador de armas de Lanzarote.
Francisco Guerra Clavijo, coronel y gobernador de armas de Lanzarote, adquiere en el Puerto de la Cruz, a través del comerciante Juan Cologan, un órgano para la iglesia de San Bartolomé.
Francisco Guerra Clavijo, coronel y gobernador de armas de Lanzarote, dispone por manda testamentaria un legado de 300 pesos para elevar una segunda nave en la iglesia de San Bartolomé. Nunca llegaría a construirse.
Se crea la Parroquia de San Marcial en Femés.
Se crea la Parroquia de Tinajo, bajo la advocación de San Roque.
Se crea la Parroquia de Tías, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria.
Se crea la Parroquia de San Bartolomé Apóstol, en San Bartolomé.
Se crea la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios en Yaiza.
En Teguise se produce un motín contra el almojarife por el intento de implantar aduanas reales en las islas de señorío.
Se construye el convento dominico de San Juan de Dios y San Francisco de Paula de Teguise en las casas que dejó el capitán Don Gaspar Rodríguez de Carrasco.
En virtud del testamento del presbítero D. Agustín Rodríguez Ferrer se funda el Hospital del Espíritu Santo de Teguise.
El Cabildo de Fuerteventura manda que se cierren los puertos al trato con Lanzarote por haberse declarado en la isla una enfermedad contagiosa de la que muere mucha gente.
El sacerdote de Teguise, Antonio Gil, ordena el retorno de la imagen de la Virgen de Guadalupe a la Iglesia de Teguise. Esta escultura, traída a Lanzarote en 1455 por Diego García de Herrera, había sido depositada en la ermita de la Virgen de Las Nieves en 1893, por hallarse en mal estado tras haber sido robada y mutilada por piratas berberiscos en el siglo XVI.
El párroco Juan Melián Armas traslada la Virgen de Guadalupe de Teguise a la ermita de la Virgen de las Nieves y la sustituye por otra nueva de vestir.
Gonzalo Argote de Molina devuelve la imagen de la Virgen de Guadalupe a la iglesia parroquial de Teguise tras ser restaurada en Sevilla después de haber sido robada durante un ataque berberisco en 1569 y mutilada en Marruecos.
Berberiscos capitaneados por el corsario Calafat secuestran la imagen de la Virgen de Guadalupe de Teguise y la llevan a Marruecos con la finalidad de obtener un rescate por ella.
Seiscientos berberiscos, capitaneados por el corsario Calafat, arrasan la villa de Teguise, capturando a doscientos isleños, entre los que se encontraban Sancha de Herrera, esposa del gobernador de la isla, Diego de Cabrera Bethencourt, y sus hijos Ginés Cabrera y Francisca de Ayala.