Los Reyes Católicos asumen la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, indemnizando con cinco millones de maravedíes a la familia Herrera Peraza, que detentaba los derechos de conquista. Desde entonces Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera quedaron como islas de señorío en manos de los descendientes del matrimonio de Inés Peraza y Diego García de Herrera.
Se firma el Pacto de Sevilla que concede el señorío de Lanzarote a doña Inés Peraza.
Inés de Peraza regula el impuesto del "quinto", según el cual se debía pagar a los señores de la isla uno de cada cinco artículos de recolección y de producción que se generasen.
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es colocada en la iglesia de Santa María de Lanzarote, en Teguise, por Diego García de Herrera, con motivo de su toma de posesión como Señor de Canarias. A partir de ese momento, la iglesia pasó a denominarse "Iglesia matriz y parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe".