Una Real Cédula de Felipe II legitima a Juana y Constanza de Herrera, hijas extramatrimoniales que tuvo Agustín de Herrera con Bernardina de Cabrera y Bethencourt. Esto suponía la posibilidad de que el Marqués de Lanzarote heredara, pues no tuvo hijos legítimos con su primera esposa Inés Benítez de las Cuevas.