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Organizada y producida por: Cabildo de Lanzarote. La Casa Amarilla
Lugar: La Casa Amarilla. c/ León y Castillo, 6. Arrecife
Horario de visita: de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas y sábados de 10:00 a 14:00 horas.
Desde el 24 de septiembre a enero de 2022.
Entrada gratuita.
LA EXPOSICIÓN
Entre los años cuarenta y setenta del siglo XX, Javier Reyes (Haría, 1926) alternó diversos oficios con el ejercicio profesional de la fotografía en los pequeños pueblos del norte de la isla de Lanzarote y en los islotes del Archipiélago Chinijo. Lejos de pretensiones artísticas y virtuosismos técnicos, Reyes partió de una comprometida concepción artesanal del oficio y de una innata capacidad visual para componer un archivo que hoy destaca por la veracidad y humanidad que desprenden sus fotografías.
Lanzarote mostraba por esa época graves dificultades para mantener a una escasa población que siempre estaba pendiente de las cíclicas y dramáticas sequías. La isla seguía siendo tierra de emigrantes, con un fuerte caciquismo, un alto nivel de analfabetismo y unas arcaicas comunicaciones con el exterior, mientras la mayoría de la población sobrevivía con una modesta economía de supervivencia basada en los sectores primarios y en determinadas actividades tradicionales.
En su trabajo Javier Reyes radiografió los humildes modos de vida de una sociedad campesina y marinera que, tras siglos de quietud, estaba a punto de desaparecer con la llegada del turismo. Su colección no solo tiene el interés de retratar a amplios sectores de la población habitualmente ignorados por la fotografía oficial y artística de la época, sino que su punto de vista proviene del corazón mismo de ese mundo.
Javier Reyes Acuña no solo trabajó en Lanzarote, sino que también fue el primer fotógrafo que empezó a acudir de forma regular a la pequeña isla de La Graciosa, que hasta entonces solo había vivido visitas puntuales de profesionales de la imagen. Como en Lanzarote, Reyes cubría retratos, bodas, bautizos y todo tipo de encargos, pero asimismo plasmó a sus habitantes durante sus arduas tareas domésticas, trabajando en la pesca, relacionándose en eventos religiosos y festividades...
Las fotos de bailes y momentos de ocio
Junto a la actividad realizada en su modesto estudio, Javier Reyes también llevaba su cámara a reuniones y eventos sociales de todo tipo, fotografiando los ritos y momentos de ocio de la sociedad que lo rodeaba.
Además, Reyes encontró una pequeña fuente de ingresos en los retratos que tomaba de amigos, familias o parejas durante las fiestas populares y bailes. Esta variante de su trabajo muestra un delicado universo de enamorados y parranderos, camareros y músicos, ansiosos pretendientes y madres vigilantes, niños entretenidos y solitarios noctámbulos…
Pero sobre todo, estas fotografías muestran la extraordinaria intuición de Reyes para capturar elocuentes instantes plenos de espontaneidad y naturalidad.
Fotógrafo de pueblo
Reyes cubría encargos de bodas, bautizos u otros eventos, pero sobre todo, retratos, un género que creció considerablemente por la imposición del carnet de identidad como documento obligatorio. Además de los retratos de estudio, Reyes organizaba los fines de semanas, largas sesiones en los núcleos de población del centro y norte de la isla, así como de La Graciosa.
De formación autodidacta, Javier Reyes (Haría, 1926) comenzó a tomar fotografías profesionalmente casi por petición popular, ya que muchos vecinos de Haría veían como una ventaja contar con un fotógrafo en el pueblo para no tener que desplazarse a la capital de la isla, Arrecife. Reyes montó un modesto estudio en la casa familiar superando con ingenio la falta de recursos: usaba el patio interior y sus cortinas para regular la luz en la sala de retratos y tuvo que montar su propio grupo electrógeno para evitar los frecuentes cortes de luz.
La fotografía era un complemento ya que también trabajaba como administrativo en el Ayuntamiento de Haría y además en el estudio familiar vendía material de papelería y más tarde electrodomésticos. Todas estas actividades cesaron en 1972 cuando Javier Reyes comenzó a trabajar para un banco. En las últimas décadas su trabajo ha sido recuperado y el Cabildo de Lanzarote ha digitalizado y analizado por primera vez todo su archivo de forma completa.