
La viajera exploradora victoriana Olivia Stone visitó Lanzarote durante una semana en enero de 1884. En su libro "Tenerife y sus seis satélites", describió la isla como un lugar de atraso económico, miseria y escasez de agua (sequía de 1877-78) que provocaba una fuerte emigración. Destacó la hospitalidad de sus habitantes y la laboriosidad de las mujeres, quienes a pesar de estar multiocupadas y sin instrucción, la trataron con gran amabilidad.