La Reserva Marina de La Graciosa y los Islotes del Norte de Lanzarote (RMLGINL) se creó en 1995 y, desde entonces, las actividades pesqueras de la población local y su cultura del mar han ido decreciendo progresivamente mientras que las actividades turísticas siguen emergiendo como la panacea en una pequeña isla, como La Graciosa, con no más de 600 habitantes. En este artículo tratamos de analizar cómo estos dos procesos están relacionados y qué papel está jugando la reserva marina en este caso. Usamos no sólo información cualitativa de los pescadores locales y de sus grupos domésticos, sino también cuantitativa contrastando algunos parámetros concretos como el número de pescadores y los barcos de pesca activos, los negocios relacionados con el sector servicios (restaurantes, apartamentos, etc.), antes y después de implementación de la reserva marina. En este sentido, un importante elemento es la percepción de esta institución desde la población local, y la evolución de su actitud a favor o en contra. Estos procesos están relacionados con el diseño institucional de las reservas marinas en las Islas Canarias, en donde la participación de las poblaciones pesqueras locales está severamente limitada.