Higuera plantada en rofe y protegida por un gran soco semicircular de piedra seca en La Geria. En esta comarca, que quedó cubierta por enormes cantidades de ceniza volcánica, se cultivaron grandes extensiones de parras, convirtiéndose en una de las principales zonas vinícolas de Lanzarote, y uno de los paisajes agrarios más singulares del planeta.
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