Cuando los Mares del Sur empezaron a abrirse a los europeos a raíz de la carrera comercial, todos los muelles isleños fueron capaces de suministrar víveres, por lo que eran muy frecuentados, sobre todo los de las islas de mayor capacidad productiva como eran Tenerife y Gran Canaria. Sin embargo, los proyectos expedicionarios no se realizarían hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando las condiciones políticas en Europa las permitieran. A través de sus ojos se estudia el comercio en la isla de Tenerife. Pero las operaciones mercantiles estaban llenas de obstáculos, sobre todo en el siglo XVII, desde naturales hasta bélicas por la presencia pirática en aguas isleñas.