Fuerteventura y Lanzarote han experimentado una intensa actividad agraria a lo largo de la historia, fundamentalmente cerealística. Todo ello ha requerido aperos de labranza que posibilitaran las labores asociadas a la actividad, así como para la conservación, especialmente en el hogar. Resultan innumerables los recipientes concebidos para el transporte y la conservación de los granos, o para su limpieza debido al amplio aspecto de su variación, balayos, taños, raposas, cribos, zarandas, cedazos, jasneros, cestas, cestos, etc., son algunas de las piezas.Al observar las piezas, y siendo conscientes de que la transmisión de los propios artesanos ha quedado cortada, nos surgen un montón de dudas, y que para disiparlas creemos es necesario hacer un trabajo de arqueología vertical, investigación botánica y pruebas con distintos materiales y variados procesos de tratamiento para ver cómo se comportan estos materiales en el proceso de elaboración de las piezas. Conscientes de que si no documentamos estos valores, que a lo largo de la historia ha generado nuestra gente, se pierden, los autores han echado una visual a la artesanía en espiral que se conserva en Canarias, en la Península Ibérica y en el Norte de África como Marruecos y el Sahara.