Durante el siglo XVII la isla de Alegranza se mantenía desierta y cada año, por lo general, se realizaban incursiones para capturar diferentes especies que suponían un recurso económico. Nos interesa profundizar acerca de estos bienes que suponían el interés que había en esta isla. A lo largo del siglo se mantiene el económico pues se desarrolla la continuidad de su explotación. Los datos se van ampliando y se constata la captura de diferentes aves. A la más codiciada, las pardelas, se les unían otras como el halcón Eleonor o el petrel de Bulwer. Las capturas se salaban y parte de las pardelas jóvenes eran convertidas en aceite. Estos bienes pasaban a ser consumidos por la población en general, posiblemente, la carne y aceite más accesible. Asimismo interesaba la pesca de su costa o el mantenimiento de la cría de ganado caprino en su interior. Todo ello se comercializaba en la isla o región. No así los pájaros canarios. Se mantiene el interés por los pájaros canarios que eran atractivos para el comercio más lejano. Los mercaderes extranjeros se apropiaban de esta especie en diferentes lugares de las islas. En Alegranza encontraban un hábitat adecuado y hasta allí se dirigían los cazadores para realizar las capturas de una caza selectiva. Precisaban que fueran machos, pues las jaulas serían cajitas de música. Pero era un reto el mantenerlos con vida pues el alpiste escaseaba y era muy caro. Asimismo se constata la nula participación de la orchilla en el arrendamiento de la isla.