El redescubrimiento y la sorpresa de hallarnos ante la primera cueva con representaciones rupestres, hace que Lanzarote sea considerada «un continente arqueológico canario en miniatura», y que además de contar con manifestaciones culturales antiguas que se localizan en otras islas, presente «endemismos» arqueológicos propios (queseras, grabados...). La reflexión que nos hemos planteado en los últimos años, es que las manifestaciones rupestres lanzaroteñas y canarias necesitan de un empuje investigador, que implique a todas las partes interesadas en descubrir un mundo que aún no se ha podido interpretar, aunque existan muchas manifestaciones. Todos estos lugares forman parte del legado simbólico de nuestros antepasados, convirtiéndose tras su tratamiento en un sitio sagrado y mágico, fuera de su contexto funcional, y sobre todo especial. Una especie de retorno visual a ese pasado, cognitivo e incluso más envolvente que deberían marcar muchos pasos en la investigación de estos lugares, ponernos en el pensamiento de estos artistas de la piedra, en estos sabios de nuestro pasado que hay que preservar contra todo tipo de intereses.