El presente trabajo pretende mostrar al lector cómo se ha venido usando el paisaje canario en los últimos diez o quince años, además de las estrategias que desde las Film Commission se han venido llevando a cabo para promocionar las islas como poliédricos lugares para que productoras de medio mundo se atrevan a venir a rodar. Para ello haremos un breve recorrido histórico, hasta los años 90, de cómo las islas se han usado como improvisados platós cinematográficos. Por otro lado trataremos de vislumbrar si verdaderamente Canarias es un lugar idóneo para rodar por sus singulares parajes o simplemente se ha convertido en uno de los destinos favoritos por directores y productoras gracias a las ventajas fiscales que éstas ofrecen.