Durante la II Guerra Mundial, el gobierno español instaló una amplia lista de pequeñas fortificaciones militares en las costas, con el objetivo de mejorar las defensas de Canarias para los hipotéticos casos de desembarco de tropas enemigas. Este artículo contextualiza los planes de defensa del Archipiélago y profundiza con más detalles en las fortificaciones de Fuerteventura y Lanzarote, reivindicando el valor histórico y patrimonial que tienen ahora estas construcciones.