El documento, conocido como Plan Chamorro, aborda una propuesta de desarrollo económico para las islas de Lanzarote y Fuerteventura, y se estructura en tres partes. En la primera se realiza una descripción de la historia, la geografía, el clima, la geología y los recursos de ambas islas. La segunda incluye un análisis de Canarias como conjunto geoeconómico. En la última parte, se expone un plan –algunos de sus capítulos aparecieron en la prensa diaria de la época- consistente en obtener recursos energéticos de la Montaña de Fuego (Timanfaya), del viento (a través de aerogeneradores) y de la potabilizacion del agua del mar para consumo humano, uso agrícola e industrial. Además se plantea el desarrollo de la industria textil, la fabricacion de cemento y la introduccion de nuevos cultivos y tecnologías agrarias.