Esta casa, situada enfrente del Puerto de Playa Blanca, fue adquirida por un francés, hijo del famoso dramaturgo Jean Giraudoux, que fue apodado como "el hombre del bicho" por llevar siempre un tipo de mono colgado del hombro. Tras marchar a Francia el inmueble fue empleado por un grupo de personas organizadas por Monso, un destacado carpintero de ribera, para construir los barquillos de vela latina con los que se realizaban las célebres regatas. Con el paso del tiempo, sin embargo, quedó totalmente abandonada y estuvo a punto de ser derribada de no ser por la iniciativa de un ciudadano francés llamado André Charrière que envió una petición al Gobierno de Canarias con más de 500 firmas para evitar su destrucción, por considerar que se trata del último ejemplo de arquitectura tradicional que se conserva en Playa Blanca.
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